Hortensia Maeso planta cara al sistema de colecciones caducas en una apuesta por la sostenibilidad

Dados los tiempos que corren, todo apunta a que los nuevos ritmos nos van a regalar un estilo de vida más calmado, consciente y centrado en el planeta. En el sector moda, podríamos traducirlo a apostar por el talento de km 0, las firmas que tenemos cerca y desarrollan su creatividad a través del uso responsable de materiales y de una ética consciente en su cadena de producción. Muchos son los indicativos de que la moda rápida que imperaba en las últimas décadas está en decadencia y, al mismo paso, surge su alternativa: la adaptación de muchas firmas al modelo contrario, el slow fashionTras la crisis del coronavirus, Hortensia Maeso planta cara al sistema de colecciones caducas. Se trata de un paso natural para la diseñadora, que no seguía el calendario tradicional de la moda (primavera-verano y otoño-invierno), sino que realizaba colecciones anuales. Ahora, éstas, en lugar de devaluarse al terminar el ejercicio, se mantendrán vivas, a la venta en una colección permanente de archivo que se irá nutriendo año tras año.

Con el deseo de convertirse en una firma mucho más comprometida con la sostenibilidad propia y del medio ambiente, la diseñadora afirma: «Repensamos la manera de hacer moda. Igual que como esencia de marca nos negamos a las temporadas, ahora, damos un paso más allá y eliminamos la obsolescencia programada de las colecciones al final de cada año. Ese archivo vivo se enriquecerá con nuevas colecciones anuales porque éstas son un canto a la creatividad y en cada una hay una nueva inspiración y mensaje que lanzar al mundo, pero la llegada de una nueva colección no generarán la caducidad automática de las anteriores como ocurría en el modelo imperante, ahora, en extinción«.

En la firma de alta confección infantil que lleva el nombre de su diseñadora, Hortensia Maeso, esta pandemia ha servido para replantear, repensar y redefinir su propia empresa, pero también de qué modo ésta participa en el sistema de la moda. «Desde hace tiempo veíamos que los planteamientos de la industria eran insostenibles. El lujo, la artesanía y los pequeños negocios habíamos adoptado los ritmos de la moda rápida con colecciones caducas, descuentos prematuros y productos en perfecto estado que pasaban al outletA causa de la crisis del coronavirus, hemos visto cómo una colección entera –la de 2020, cuya temporada de ventas al público coincidió de pleno con el confinamiento– se echaba, prácticamente, a perder. Ni es ético por la inversión y el trabajo que conlleva ni es sostenible: ni para para la empresa, ni para el planeta. ¿Devaluar un producto que no ha visto la luz? Las cosas no podían seguir así», expresa la creativa y empresaria.

En el caso de esta firma valenciana, como parte de su filosofía, se decanta por trabajar a la manera artesanal. En cada uno de sus procesos cuida al detalle cada elemento de sus diseños –desde los estéticos hasta los funcionales–, sin perder de vista el cumplimiento de sus principios éticos. «Cuando hablamos de lujo, no nos referimos a algo ostentoso o inaccesible, sino que, para nosotras, lujo es, también, la confección de algo bello, artesanal, que requiera de un expertise, oficio y saber-hacer. Es fundamental que se le haya dedicado el tiempo y el conocimiento adecuado para garantizar su calidad», matiza Hortensia. Para asegurar que los procesos de la casa cumplen con los valores éticos con los que se identifica la firma y que trata de reflejar en su trabajo, la diseñadora cuenta con un equipo artesanal de su comunidad, dando empleo a profesionales de su entorno; asimismo, se encarga de que sus prendas cumplan con los códigos del comercio justo, tan necesario a sabiendas del secreto a voces en la industria de la moda que revela que, en algunas partes del mundo, las condiciones de trabajo son precarias e, incluso, indignas. Por eso, la directora creativa de la firma valenciana diseña junto a sus modistas en su taller de Picanya (Valencia, España), cerca de su ciudad natal, en un entorno de trabajo seguro, adecuado y sano.

Al mismo tiempo, los diseños de Hortensia Maeso cuentan con una calidad que permite que perduren en el tiempo. La diseñadora confía en proveedores europeos –de Francia a Italia– a la hora de escoger los tejidos que, posteriormente, estarán en manos de un personal profesional de la costura especializado en artesanía. Esa materia prima, tras un estudio de patronaje, de tendencias y la impronta personal de la casa, acaba convertida en diseños únicos y originales multifunción que garantizan más de un solo uso, siendo adaptables a diferentes eventos. En este sentido, algunos hitos de la marca son el vestido de comunión 3 en 1, los complementos y detalles de quita y pon –como los cuellos marineros, para que los trajes puedan reutilizarse más allá del sacramento– y tantos diseños que, pese a estar concebidos desde la óptica de la ceremonia, pueden descontextualizarse y llevarse en el día a día.

Con esta decisión, después de casi 15 años en el sector de la moda infantil, Hortensia Maeso se suma al alegato de la moda internacional, unida en el movimiento #rewiringfashion, que invita a reformular los calendarios y tiempos de la industria a fin de ser más éticos, sensatos y sostenibles. Además, durante la cuarentena, la propia diseñadora ha realizado directos en su cuenta de Instagram (@hortensiamaeso) sobre sostenibilidad, en un diálogo abierto con su comunidad. Por último, en esa misma cuenta, el equipo de la marca ha divulgado sobre la importancia de ser sostenibles a través de declaraciones de grandes nombres de la industria, de Giorgio Armani a Stella McCartney, con el propósito de compartir con su clientela y followers sus inquietudes y hacerles partícipes del cambio que propone.

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